Existen numerosos y muy diferentes museos por el mundo , pero muchos nunca dejan de sorprendernos. En esta ocasión, es el Museo de las Momias de Guajanato, que muestra una colección por un lado algo macabra pero irrestible en la que hacer una visita a las momias que no pasaron por un proceso de embalsamamiento previo, sino que se conservaron de manera natural.
En total son 111 cuerpos de mujeres, hombres y niños, exhumados entre 1865 y 1989. Estos cuerpos se especifican como pertenecientes a personas que fueron enterradas durante un brote de cólera en 1833 en la zona, y por lo tanto , fueron enterradas algo precipitadamente.
Las exhumaciones se debieron a que los familiares no pagaron el impuesto que exigía el gobierno por el derecho de permanecer en el cementerio, procediéndose asi a su desenterramiento. Muchas de ellas, por acción natual, aparecieron prácticamente incorruptas, como embalsamadas, aunque no todos los muertos se convirtieron en momias, sólamente fue un 2%.
En el año 1900 los trabajadores colocaron a las momias en un edificio y desde entonces se convirtieron en atractivo turístico.
Es curioso leer los comentarios de aquellos que han asistido a éste lugar:
“Los extranjeros, en general, recorren el museo con cara de espanto, paso rápidos y actitud nauseosa. Los mexicanos, que son los visitantes más numerosos, intentan tocar las momias a través de los cristales, ponen a sus hijos pequeños delante y les sacan una foto, hacen bromas y avanzan tan despacio que suele acercarse un guardia para invitarlos a seguir el recorrido“.
Una amplia diferencia de opiniones, pero , para gustos están los colores.