Aunque las primeras prótesis dentales se encuentran allá por el siglo VI a.C. No es hasta muchos años después que el papel del protésico dental adquiere relevancia. Antes este profesional era el artesano que se encargaba de realizar las prótesis dentales para que los pacientes pudieran solucionar las ausencias dentales de su boca. En España, hasta 1986 no habían sido reconocido ni el trabajo de protésico dental ni el de higienista bucodental como profesión. Ahora mismo, el protésico debe de tener al menos un título de grado superior, título que además de una formación académica conlleva unas prácticas en un laboratorio dental. Una vez se tenga el título, se podrá ejercer la profesión, aunque previamente deberá de colegiarse, y después tener claro, que al igual que en todas las profesiones sanitarias, deberá tener un constante reciclado de conocimientos y seguir estudiando, para poder mantenerse al día en cuanto a técnicas y materiales.
Un protésico dental va a poder trabajar por cuenta ajena o bien montar su propio laboratorio dental, en el que cuente con el equipo y la tecnología necesaria, y así poder cumplir con las exigencias solicitadas por parte de otros sanitarios o de la administración. En el caso de montar su propio laboratorio dental deberá realizarlo conforme la legislación de su país le exija. Normalmente el laboratorio dental cuenta con unas potentes instalaciones dada las necesidades que tiene, así como con una maquinaria precisa y concreta, como son: hornos, centrifugadoras, recortadoras, fotopolimerizador…y un sinfín más de maquinaria que le ayude a realizar las piezas tan precisas y únicas que van a serle encargadas.
Su trabajo es el de la realización de las distintas posibilidades en cuanto a prótesis dentales, tanto removibles como fijas, que como bien sabemos son productos sanitarios. El protésico no puede realizar tratamientos, estos deben de depender siempre de un odontólogo facultado que pueda diagnosticar y tratar afecciones en la cavidad bucal. Un protésico va a formar equipo con el odontólogo, ya que el trabajo del uno sin el otro es imposible, Por un lado, el protésico hace la primera impresión, mordida, y por tanto preinscripción, para a continuación en el laboratorio poder realizar la prótesis en sí. El protésico no solo realiza prótesis, sino que además se ocupa de devolver al paciente su sonrisa original, pero lo que es más importante, va a ser quien se ocupe de la funcionalidad de su boca que se haya visto perdida, la masticación y la deglución vuelva a ser la correcta, gracias a las posibilidades que este le ofrece.
Dentro del laboratorio, también hay especializaciones, hay determinados profesionales que se les denomina “protésicos Resinistas” encargados de las prótesis removibles que se realizan con resina. También encontramos los protésicos metalúrgicos encargados de toda la parte que se necesita para una prótesis en metal; existen los ceramistas, que son los encargados de cubrir el metal y por último la nueva incorporación, los protésicos dentales, que se ocupan del diseño digital.
No es para nada un trabajo trivial y de él depende en gran medida el éxito del odontólogo.